Los pacientes que han pasado por CITA Clínica están familiarizados con una de las biblias de su tratamiento: un libro que lleva por titulo “Querer no es poder”, escrito por Arnold M. Washton y Donna Boundy, y que lleva por subtítulo “Cómo comprender y superar las adicciones”
Lo que los autores de este libro de referencia vienen
a decir, como declaración de intenciones, es que seguimos sosteniendo muchas
falsas creencias acerca de cómo se puede superar una adicción. Es opinión
generalizada que lo que el adicto necesita es contar con una mayor fuerza de
voluntad, cuando, en realidad, nada podría estar más lejos de la verdad ya que
lo que le impide recuperarse a un adicto es confiar exclusivamente en su
voluntad.
Recurriendo a la fuerza de voluntad, uno quizás
podrá alejarse de una adición durante un tiempo, pero, tarde o temprano, lo más
probable es que sufra una recaída o descubrir que ha adquirido una nueva
adicción. La voluntad puede tapar el síntoma de la adicción, pero el individuo seguirá
siendo frágil ante la compulsión a no ser que provoque cambios reales y
duraderos en sí mismo.
Si la voluntad no es suficiente es porque se
asemeja al mismo mecanismo que provoca la adicción: el de creer que hay una
solución rápida y fácil para resolver el problema. Pero el malestar no
desaparece ante el esfuerzo de la voluntad. Cuando un adicto ya ha perdido todo
control sobre el uso que hace de una sustancia o un comportamiento, ¿cómo podría
otro intento más de controlarlo convertirse en una solución?
El cambio nace de la aceptación de uno mismo
como sujeto que sufre una adicción, de rendirse a la evidencia de que uno
ha que uno perdido el control y necesita
ayuda. Como conocen los pacientes de la Clínica CITA en Dosrius (Barcelona), la
dinámica de la recuperación se basa, por tanto, en la auto-aceptación, ya que la
causa original de la adicción no radica en la sustancia sino en nosotros
mismos. Es por ello que hay que evitar tanto las soluciones adictivas como las
sustancias adictivas. Bucear en la raíz del problema, llegar a conocer las
debilidades y los recursos, encontrar un modo gratificante de vivir a pesar de
los embates a los que estemos sometidos, hacerse responsable de la adicción es
el camino.
Por otro lado, si bien la fuerza de voluntad no
es desde luego suficiente para dejar una adicción, lo que no queremos afirmar
es que la voluntad se haya convertido en un enemigo de la recuperación. Una vez
somos capaces de comprender y comprendernos, la intención seguirá a la comprensión
y la voluntad será el motor de arranque de una transformación que nos hará
más libres y más felices.
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